@alirisescobar

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#motivacionencapsulas

lunes, 17 de octubre de 2011

Psyche y Penélope


Recientemente me ha dado la fiebre por el tejido de crochet, cosa inaudita en mí; diría un psicoanalista que es parte de mi reconciliación con mi madre nutridora interior. Mientras lo estoy aprendiendo, me doy cuenta de las grandes similitudes que tiene el tejer con el proceso terapéutico.

Los tiempos psíquicos son lentos, más lentos que los tiempos de cualquier otra cosa, probablemente más que los tiempos gestacionales. No podemos decirle a un cliente o paciente que la cura vendrá al cabo de 5, 10 sesiones, 20 o incluso 200; cada tiempo es muy particular, es como el ritmo a través del cual la tejedora hace su tela. Podemos usar aqui la frase sacada de las filosofìas orientales "No empujes el río, porque éste fluye sólo".

En segundo lugar el tejer, como proceso de cambio, es lento y paulatino, no se puede forzar al punto a apurarse, del mismo modo que no se le puede decir a la persona que "no esté deprimida", o "que no sea así", esperando tener los resultados inmediatos; es un proceso que involucra tiempo, energías, y muchos retrocesos, para avanzar en el camino correcto. Deshacer lo tejido para vover al punto en el que algo salió mal es muy parecido a lo que se hace en terapia cuando el cambio presenta obstáculos, de nada sirve avanzar sino es hasta lo auténtico, hacia lo sano.

En tercer lugar me resonó mucho la forma en la cual una persona inexperta teje, con respecto a como se da el proceso de terapia, una prueba del aprendizaje a través de la experiencia. Si pensaban que yo como terapeuta simbolizo a la tejedora, se equivocan, cada persona teje su propia psyque, y a su propio ritmo. Más importante que el porqué se hace cada punto (cuyas abrumadoras explicaciones me confundían y gastaban mi energía), un conjunto de pasos a realizar fueron para mí más útiles para ir entendiendo. Creo que es un ejemplo de como a veces el "porqué" no importa un comino, sino lo que realmente sirve para construir son los "cómo", solo haciendo cosas, intentando, arriesgándose la persona está más cerca de entrar en contacto con su propia necesidad. Y allí es donde entra el o la terapeuta, que puede invitar (bien sea de forma directiva o no) a esa persona a hacer pruebas, lo que yo llamo experimentos. Dichos experimentos, tales como escribir, hablar a una silla, abrazar a un cojín, caminar o relajarse, pierden su eficacia su se pasa media hora explicando para qué son, sólo puede comprenderse su importancia haciéndolos.

Por último, nos puede pasar como a la famosa Penélope, que tejía de día un chal y lo destejía de noche, en un intento por ganar tiempo para que su amado Odiseo pudiese llegar a tiempo y rescatarla del peligro. A veces no estamos listos para cambiar, o para abandonar algo. A veces necesitamos que otras cosas estén en sincronía para que el cambio se pueda dar de forma adecuada. Ésto es parte del proceso; darse cuenta de ello y aceptarlo también lo es...

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